<body><script type="text/javascript"> function setAttributeOnload(object, attribute, val) { if(window.addEventListener) { window.addEventListener('load', function(){ object[attribute] = val; }, false); } else { window.attachEvent('onload', function(){ object[attribute] = val; }); } } </script> <div id="navbar-iframe-container"></div> <script type="text/javascript" src="https://apis.google.com/js/platform.js"></script> <script type="text/javascript"> gapi.load("gapi.iframes:gapi.iframes.style.bubble", function() { if (gapi.iframes && gapi.iframes.getContext) { gapi.iframes.getContext().openChild({ url: 'https://www.blogger.com/navbar/36804918?origin\x3dhttp://cristinacalderon.blogspot.com', where: document.getElementById("navbar-iframe-container"), id: "navbar-iframe" }); } }); </script>

sábado, febrero 03, 2007

El Misterio de los Koans


Hace un tiempo atrás en mi bitácora de chilepd escribí algo sobre el misterio de los Koans un texto que leí en una revista del autor Alejandro Jodorowsky, que hoy comparto en K-maleon.

“Es posible que algunos se preguntan para que sirve los Koans si bien plantean profundos problemas metafísicos, ¿Tienen que ver con la vida cotidiana?. Responder cuál es el sonido de una sola mano, ¿Puede servir conquistar un sitio en la sociedad actual? Muchas personas no saben qué son los Koans, o conociéndolos no les atribuyen una importancia esencial".

Un Koans es una pregunta que el maestro plantea al discípulo para que la medite, la analice y luego dé una respuesta. Este enigma es en escencia absurdo, imposible de contestar en forma lógica. Y precisamente es su finalidad, hacer que nuestro punto de vista individual se habrá a lo universal, que comprendamos que el intelecto – palabra – palabra – palabra- no sirve como respuesta… En realidad no vivimos en el mundo, vivimos dentro de un idioma; manejando ideas nos creemos astutos; definiendo las cosas los damos por sabidos o por hechas.

Pero si queremos que nuestra vida cambie, tenemos que lograr una mutación mental, abrir las puertas a la intuición y a las energías creativas, considerar a nuestro inconsciente como un aliado.
Hay quienes emplean veinte años en encontrar la solución a un Koan. Hay otros que, en vez de buscar una respuesta que englobe todo los aspectos de su ser, mucho más complejas que las palabras del idioma ordinario, identificados con su intelecto, dan una explicación hábil y creen que gracias a su ingenio, ya se ha convertido en maestros. Si la respuesta del Koan nos deja igual que antes, es que no se ha resuelto nada.

Resolver en verdad un Koan es pasar por un cataclismo mental que hace derrumbarse nuestras opiniones, nuestros puntos de vistas, nuestro equilibrio moral y que disgregado cualquier autoconcepto, nos sumerge en el vacío. Vacío que nos gusta, permitiéndonos renacer más libres que antes para ver por primera vez el mundo tal cual es y no como nos enseñaron que era.

Etiquetas: